Viviendo al borde...

Saber que no siempre las cosas son como deberían de ser y que es posible decir que casi nunca me salen tan bien. Esta última semana no tengo pretexto alguno para sonreir y menos ganas para llamarme feliz, como tantas otra veces...

Será que la jornada es tan pesada, que el clima cálido me irrita, que los accidentes nosocomiales han terminado por intoxicarme también el alma. No solo es cansancio es una necesidad de descansar mi mente y no solo mi cuerpo, y poder por un segundo todo el problema por fuera, y pensar que todo pudo haber sido peor. Ya ni la música traduce su magia en mi espiritu...

Y he creado en mis ojos el ícono de la soledad que me acompaña, sin que despues de todo quiera despedirla. Es mi intranquilidad, sentir que existo sin existir y que soy por que nací, y no por que tenga fuerza para seguir siendo. Y tengo todo adentro y afuera de mi, me bordea el deseo irreconciliable de no volverme a equivocar pero tropieza al final con el miedo de sentirme siempre así y de nuevo quisiera tomar el telefono y llenarlo de sonidos y voces que se animan, cuando en verdad... hace mucho que no suena.

Viviendo al borde del final y del prinicipio sin ubicarme en el palpitante centro de la felicidad. Sin encontrar mi verdadero lugar en el mundo o sin darme cuenta que es este, pero que sencillamente no me gusta.

En conclusión mala semana....